Pintar ladrillo exterior es un gran proyecto de mejoras para el hogar, no solo por la cantidad de tiempo y esfuerzo que se necesita, sino también por su permanencia. Antes de tomar la decisión final de asumir esta tarea, considera si la pintura es adecuada y conoce el trabajo que implicará.
Pros y contras de pintar ladrillo exterior
La pintura adecuada puede darle a tu hogar un cambio de imagen muy necesario. Una vez dicho esto, debes estar seguro del color que vas a seleccionar antes de seguir adelante, ya que resulta extremadamente difícil y, en algunos casos, imposible eliminar la pintura del ladrillo. También ten en cuenta que los ladrillos pintados pueden requerir ser pintados de nuevo cada tres o cinco años para mantener su apariencia.
Solo se deben pintar ladrillos en buen estado. La pintura bloquea los poros en la superficie del ladrillo, atrapando la humedad que se ha filtrado dentro del mortero. Esto puede hacer que la pintura se desprenda del ladrillo y el mortero, dejándolo con un desastre antiestético.
Si ha dañado ladrillos y mortero, requerirán reparación como parte del proceso de preparación para garantizar los mejores resultados.
Preparación para pintar una casa de ladrillo
Comienza este proyecto con una limpieza a fondo del ladrillo exterior. Puedes usar agua con jabón y un cepillo de cerdas duras, o puedes usar una lavadora a presión. Asegúrate de seguir las instrucciones de uso del equipo, incluido el tamaño de boquilla recomendada, para evitar dañar el ladrillo.
Los limpiadores de alta resistencia como el fosfato trisódico y el blanqueador diluido también pueden ser necesarios para eliminar el residuo blanco de depósitos de acumulación de sal soluble en agua y el moho, respectivamente. Y siempre espera al menos 24 horas, o más, dependiendo del clima, para permitir que el ladrillo se seque por completo antes de pasar al proceso de pintado.
Seleccionar la pintura adecuada
Para pintar ladrillos exteriores puedes usar pinturas a base de agua o aceite dependiendo de lo que sea más conveniente para ti. Las pinturas a base de agua son fáciles de limpiar, por lo general no tienen olores fuertes y secan muy rápidamente, en cambio las pinturas de aceite son muy duraderas y espesas pero tienen un olor más fuerte, tardan más en secar y adquieren un tinte amarillento con el tiempo.
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